La compañía de una mascota no tiene precio y su amor es puro y genuino. Incluso cuando ya no están, sus sonrisas y los recuerdos que dejan atrás permanecen en nuestras vidas, convirtiéndose en una fuente de fortaleza eterna.
La sonrisa de Haru

Fecha: 9 de abril de 2020
Nombre del anfitrión: Michael
Nombre de la mascota: Haru
Haru era un Shiba Inu vivaz con un talento especial: podía "sonreír". Cada vez que llegaba a casa, ya fuera después de un largo día de trabajo o de una breve bajada de escaleras, me saludaba con su característica sonrisa de Shiba, meneando la cola y dando vueltas a mi alrededor como si quisiera decirme: "¡Bienvenido de nuevo!".
Compartimos incontables momentos felices juntos. A Haru le encantaba ir al parque más que nada. Cada vez que veía el pasto, corría como un niño emocionado y, a veces, cogía con picardía uno de mis zapatos, dejándome riéndome y exasperándome. Era una parte irreemplazable de mi vida y mi mejor amigo.
Sin embargo, el año pasado Haru falleció repentinamente debido a una enfermedad inesperada. Todo sucedió muy rápido y, cuando me di cuenta de la realidad de su ausencia, sentí que faltaba una parte de mí. Ya no podía oír sus pasos ni ver su sonrisa. Cada vez que llegaba a casa, el espacio vacío junto a la puerta parecía recordarme que se había ido.
Para honrar a Haru, decidí crear una réplica de él en fieltro de lana a escala 1:1. En el momento en que la vi por primera vez, las lágrimas corrieron por mi rostro. Esa sonrisa familiar, esos ojos brillantes y vivaces, sentí como si Haru hubiera regresado a mí. La coloqué junto a la puerta y cada vez que llego a casa y la veo, siento esa misma calidez nuevamente.
La compañía de una mascota no tiene precio y su amor es puro y genuino. Incluso cuando ya no están, sus sonrisas y los recuerdos que dejan atrás permanecen en nuestras vidas, convirtiéndose en una fuente de fortaleza eterna.